La gigantesca nave explotó a los pocos minutos de despegar en Texas durante su octavo vuelo experimental, en la madrugada del 7 de marzo, congelando la actividad en aeropuertos de Florida.
La explosión ha obligado a desviar el tráfico aéreo en la zona sobre la que caían espectacularmente los restos del cohete, de 120 metros de longitud, desde el sur de Florida a Bahamas, afectando a la zona del golfo de México.
Algunos vídeos publicados en las redes sociales, tomados desde esas localizaciones, muestran cómo innumerables restos incandescentes del cohete se esparcen sobre el mar. Incluso se ha recogido el momento de la caída de esos peligrosos pedazos desde aviones en vuelo.
Como en la anterior ocasión, la Administración Federal de Aviación de EE UU (FAA, por sus siglas en inglés) ha reclamado a SpaceX que lleve a cabo una investigación del incidente para “identificar medidas correctivas para evitar que vuelva a ocurrir”.
“Durante el incidente, la FAA activó un Área de Respuesta a Escombros y redujo temporalmente el tráfico aéreo fuera de la zona donde caían restos del vehículo espacial o detuvo los aviones en su ubicación de salida”, ha explicado en un comunicado.
El aviso emitido detuvo brevemente la actividad comercial en los aeropuertos de Miami, Fort Lauderdale, Palm Beach y Orlando. La Starship no volverá a volar hasta que la FAA “determine que ningún sistema, proceso o procedimiento relacionado con el incidente representa un riesgo para la seguridad pública”.
La explicación de SpaceX de lo ocurrido no ayuda a determinar las verdaderas causas del accidente de la nave, que no llevaba tripulación y que despegó a las 0.30, hora peninsular española. Inicialmente, publicó en la red X (también de Musk) que “el vehículo experimentó un desmontaje rápido no programado [un eufemismo que SpaceX usa para referirse a una explosión catastrófica] y se perdió el contacto”.
La compañía aseguró que estaba coordinándose con las autoridades y que revisaría los datos del vuelo para comprender el origen del problema: “El éxito proviene de lo que aprendemos, y el vuelo de hoy ofrecerá lecciones adicionales para mejorar la fiabilidad de Starship”.
Más tarde, SpaceX amplió sus explicaciones en un comunicado publicado en su web unas horas después del accidente: “Antes de finalizar el ascenso, un evento energético en la parte trasera de la nave espacial provocó la pérdida de varios motores Raptor. Esto, a su vez, provocó la pérdida del control de actitud y, en última instancia, la pérdida de las comunicaciones con la nave espacial”.
“El contacto final con Starship llegó aproximadamente 9 minutos y 30 segundos después del despegue“. La compañía añadió, en su defensa, que “Starship voló dentro de un corredor de lanzamiento designado para proteger al público tanto en tierra, como en el agua y en el aire”. “Cualquier fragmento habría caído dentro del Área de Respuesta a Escombros previamente planificada. Los escombros no contienen materiales tóxicos y no se esperan impactos significativos en las especies marinas ni en la calidad del agua”, asegura SpaceX.
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