En un revés notable, el petróleo de Texas experimentó una caída de casi el 11% en su valor durante el año 2023, marcando su primer año en terreno negativo desde el 2020, cuando la pandemia de covid-19 sacudió los mercados globales. Este descenso se atribuye a factores volátiles, pero principalmente a las dudas sobre si la demanda podrá absorber una producción aparentemente incontenida.
Al cierre de la última jornada del año, el precio del petróleo de Texas se situó en 71,65 dólares, sin lograr alcanzar la marca de los 100 dólares que algunos analistas habían anticipado. A pesar de haber alcanzado un pico de 95 dólares a finales de septiembre, alimentado por el temor a una oferta escasa debido a los recortes de producción de Arabia Saudita y Rusia.
Durante el transcurso del año, varios factores influyeron en el comportamiento del mercado petrolero. Los recortes de producción implementados por los grandes productores de la OPEP+ generaron presión al alza en los precios. Sin embargo, la producción récord de países externos al cártel, como Brasil, Guyana y Estados Unidos, inundó el mercado, contrarrestando estos esfuerzos de limitación de oferta.
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